AMOR DE INVIERNO.
En una noche intensa de invierno, el calor estaba presente e infaltable. No sonaban aquellas campanas de siempre ni los perros aullaban. La tranquilidad era impenetrable. Lo que no faltaba era la rica cena que aún espera por esta pasión que implica escribir y se hace cada vez más oscuro el transcurrir del tiempo para los sonámbulos que esperan hacer una parodia de la agilidad que propone la mente a la hora de dormir. Es simple ahora es momento de disfrutar del amor de invierno, tu amor incansable y nunca quieto, inconfundible e insaciable. Lleno de paz como una escultura, inamovible. Ya puedes dar el paso sin ceguera y con todo el convencimiento de que es posible que en el invierno lluevan flores.
Autor y Muralista: Gastón Yemal.
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